domingo, 31 de julio de 2011

¿Y si...?


Todos nos hemos preguntado alguna vez: ¿Y si...?

¿Y si no hubiera entrado aquel día a esa hora en ese bar? ¿Y si hubiera rechazado tu propuesta y te hubiera puesto mala cara como a la mayoría de los hombres? ¿Y si meses después no hubiera empezado otra relación? Quizá nunca te habrías dado cuenta de que me querías...
Esto último no demuestra más que un error puede no ser un error después de todo.

Puede que si no te hubiera conocido, hoy seguiría siendo una chica amargada, sin ganas de vivir, sin propósito alguno, y quién sabe, puede que siguiera siendo virgen. Después de todo, no hubiera encontrado a nadie como tú, ¿Para qué malgastar mi vida y mi cuerpo con el?

Tú me hiciste nacer una vez, y volviste para que renaciera de nuevo, para comprender que mayor es la felicidad cuando estás en la penumbra de la soledad.

Y todavía hoy me acuerdo de ese día...
Recuerdo que hablamos, reímos y lloramos hasta las 6 de la madrugada, nos despedimos y me miré al espejo. Por primera vez desde hacía meses vi una cara feliz y sonriente que quería gritarlo, que quería llorar de felicidad. Esa noche no dormí. Estaba demasiado contenta para perder el tiempo en dormir. Me tumbé en la cama y esuché música; esa música que antes odiaba y que ahora podía cantar porque por fin era FELIZ.

Espero que tú te acuerdes, porque hasta hoy, ha sido el día más feliz de mi vida.

martes, 11 de mayo de 2010


Es inimaginable cuánto te podré llegar a querer, si es que es posible poderte querer más...
Son 7 meses a tu lado , al lado de la única persona a la que he querido de verdad.
No celebro todo este tiempo a tu lado, celebro todo el que nos queda...
Te quiero pequeño.
10/10/09 :)

domingo, 9 de mayo de 2010

Y aquí estoy, otro día más consumiéndome por dentro, viendo pasar cada segundo como si fuese una hora y cada hora como si fuese un mundo.

Me despierto, miro el reloj son las 6:30 estoy cansada pero ya no puedo dormir, aun me quedan dos horas para levantarme. Suena el despertador, me levanto con pocas ganas y me dirijo a la cocina, no tengo hambre, el desayuno me da arcadas, aún así me esfuerzo y me lo termino. Me voy al baño, me peso, en una semana he bajado algo más de 2Kgs, me meto en la ducha, tengo frío, el estómago revuelto y un sólo pensamiento en la cabeza: TÚ. Salgo de casa con la cabeza en otro mundo, ando por inercia sin saber donde se dirigen mis pies y pasan las horas una tras otras sin concentrarme en lo que me explican y ya es la hora de volver a casa...

domingo, 2 de mayo de 2010

Se cierra el telón.


"No hay ausencia más punzante
que la ausencia de los que se aman,
ausencia, a veces, peor que la muerte."
(José Vasconcelos)


Siempre hay algo. Siempre lo hay.
Aplaudiré a Dios el día en que me diga: hoy, hoy te toca ser feliz.
Pero de momento mis manos no se van a tocar.

jueves, 29 de abril de 2010


Ganas de gritarlo todo.
Ganas de romper las ventanas.
Ganas de que una mirada consiga matar.
Ganas de odiar.
Ganas de destrozar tu cama.
Ganas de cantar una canción.
Ganas de volver a la infancia.


Ganas. Ganas. Ganas.

Cuanto más fáciles son las cosas, más difícil se hace solucionarlas.
Nos gustará complicarnos la vida. No hay otra razón lógica.

martes, 27 de abril de 2010


Las pequeñas cosas son las que me alegran el día.

Que suene tu canción favorita en un momento inesperado.
Que el móvil te avise de que tienes un mensaje nuevo.
Llegar a casa y ver que hoy tienes tu comida preferida.
Que tu hermano te de un abrazo y te diga sin ton ni son: "mi niña".
Que la máquina expendedora se equivoque y te devuelva más dinero.
Que la dependienta de la tienda se equivoque y te devuelva más dinero.
Ir a clase y que te digan: hoy no ha venido el profesor.
Sentarte al sol y que corra viento fresquito.
Arrancar la hierba del patio.
Recibir la llamada que llevas esperando con ansia.
Salir y que te inviten a una copa por la cara.
Que te piropeen por la calle a la antigua usanza. Nada de mamichula que cola más linda tienes.
Que nadie se siente a tu lado en el tren.
Poner los pies en el asiento de enfrente sin que venga un segurata que te diga que los bajes.
Que en el bar tengan Legendario.
Encontrarte 10 euros en un monedero que no usabas.
Que nadie te pegue el sobaco en el metro.
Que pospongan el exámen para el que no habías estudiado.
Que el metro llegue justo cuando pisas el andén.
Beberte una Coca-Cola helada cuando tienes sed.
Abanicarte en un día caluroso.
Comprobar que cada vez quedan menos páginas que estudiar.
Firmar la factura de la compra y que te salga perfecta.
Comprarte una puta camiseta y que llegue a su destino y descubrir que no te has gastado el dinero tontamente¬¬.
Hacer la comida cuando estás muriéndote de hambre.
Ver que tu padre ha traído helados.
Un te quiero.
Una foto en la que sales bien.
Que te digan lo guapa que sales.


Y UN LARGO ETCÉTERA:)

lunes, 26 de abril de 2010

A mi más querido abismo.


Ayer volví a recordar ese día en el que el corazón y mi mente se debatían entre sí. El corazón no quería quedarse, quería alcanzar ese gran abismo a sabiendas de que sería una muerte segura. La mente, no sé si aún más necia que el corazón, trataba de convencerle de que se quedara bajo aquel falso techo, que apenas resguardaba de la lluvia y que a muy duras penas podría soportar un granizo.

La mente intentaba ser optimista, creyendo que algún día aquel techo podría hacerle olvidar el profundo precipicio, pero aquello resultaba imposible, ya que el corazón era más fuerte y mucho menos benevolente que ella.

Cada día que pasaban resguardados bajo aquel techo, cada vez más demacrado e inservible, sentían como el abismo acortaba la distancia que les salvaba de caer. Pero ambos querían caer...
¿Para qué iban a cobijarse bajo ese montón de chatarra, si tarde o temprano saltarían al vacío?

Sabían que tras aquel abismo solo encontrarían agua para calmar su sed por un instante, pero que vivirían sedientos el resto de su vida.
La mente culpaba al corazón por aquellos deseos que no les traerían una mínima porción de felicidad.

Pero, finalmente, la distancia entre el techo y el abismo acabó por desaparecer y ambos cayeron sin saber como de intensa sería su desdicha.
Lo que no sabían es que ése no era el abismo en el que habían caído otras veces, era un nuevo abismo, uno en el que la felicidad siempre sería suya, uno tan cálido y reconfortante que nunca más querrían salir de allí.

De lejos se oían los gritos y llantos que profería el techo, no sabía por qué le habían abandonado, si había sido su "pequeña salvación", si había querido reemplazar el placer del abismo... pero nunca entendió que su verdadera salvación residía en el que ahora era un gran verde y llano prado, y que el abismo nunca más los haría sufrir.