domingo, 9 de mayo de 2010

Y aquí estoy, otro día más consumiéndome por dentro, viendo pasar cada segundo como si fuese una hora y cada hora como si fuese un mundo.

Me despierto, miro el reloj son las 6:30 estoy cansada pero ya no puedo dormir, aun me quedan dos horas para levantarme. Suena el despertador, me levanto con pocas ganas y me dirijo a la cocina, no tengo hambre, el desayuno me da arcadas, aún así me esfuerzo y me lo termino. Me voy al baño, me peso, en una semana he bajado algo más de 2Kgs, me meto en la ducha, tengo frío, el estómago revuelto y un sólo pensamiento en la cabeza: TÚ. Salgo de casa con la cabeza en otro mundo, ando por inercia sin saber donde se dirigen mis pies y pasan las horas una tras otras sin concentrarme en lo que me explican y ya es la hora de volver a casa...

1 comentario:

  1. Esa es una de las sensaciones más abundantes en los más ancianos, el vivir por inercia.

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